Una patronal huérfana: Foment busca su lugar en la política catalana
El vacío tras la desaparición de CiU
La desaparición de Convergència i Unió (CiU) dejó a la patronal catalana Foment del Treball sin el respaldo político que durante décadas le garantizó influencia en Madrid y en el Parlament. Hoy, la organización empresarial se siente desprotegida y sin aliados sólidos en Cataluña. Junts per Catalunya, heredero de la antigua Convergència, es visto como un partido inmaduro y con escaso poder real, mientras que el PSC, al frente de la Generalitat, no comparte la hoja de ruta de la patronal.
La relación con Salvador Illa y el PSC
Foment reconoce la estabilidad que Salvador Illa ha aportado a la política catalana, pero desearía que el PSC rompiera con sus socios de ERC y Comunes. El escenario ideal para la patronal sería un pacto con Junts que permitiera frenar medidas como la reducción de la jornada laboral, los impuestos a las energéticas o la presión fiscal. En ese “mundo feliz”, el PSC y el PSOE se alinearían con las posiciones empresariales, reproduciendo la dinámica de los años en que CiU tenía la llave de la gobernabilidad.
La nostalgia de Josep Sánchez Llibre
El actual presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, carga con la etiqueta de nacionalista por sus 23 años como diputado de CiU en Madrid. Su trayectoria explica la añoranza de los tiempos en que la patronal encontraba en Convergència y en el PNV socios fiables para defender los intereses empresariales. Entonces, tanto el PP como el PSC eran piezas necesarias para las mayorías de Jordi Pujol en el Parlament, y los empresarios catalanes se sentían representados en ambas capitales.
El impacto del procés en el tejido empresarial
El procés independentista alteró profundamente el panorama de Foment. La desaparición de CiU obligó a la patronal a pedir al Gobierno del PP un decreto que facilitara el traslado de sedes sociales de empresas, en busca de seguridad jurídica. Aunque ahora los ánimos se han calmado y algunas compañías regresan, la mayoría política actual no satisface a la patronal, que intenta pactar con Junts en cuestiones económicas mientras sueña con que PSC y PSOE se liberen de sus socios de izquierda.
Feijóo y la apuesta por la química con Puigdemont
La reciente visita de Alberto Núñez Feijóo a Barcelona buscaba aprovechar la buena sintonía entre Foment y Carles Puigdemont para debilitar al Gobierno central. Sin embargo, la operación se antoja complicada: Junts difícilmente apoyará mociones de censura junto a un PP que reprimió el independentismo, rechaza la amnistía y se alía con una extrema derecha que pretende ilegalizar al nacionalismo periférico. Además, un 42% de los votantes de Puigdemont prefiere a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
La desconfianza hacia la ultraderecha
Foment también recela de un Ejecutivo sustentado en la ultraderecha, al considerar que pondría en riesgo la estabilidad social alcanzada en Cataluña. Pese a ello, Feijóo intentó recuperar viejos favores en su visita, consciente de que la patronal catalana sigue buscando un espacio político que le devuelva la influencia perdida tras la desaparición de CiU.
